De esta forma, el concepto plantea un fundamento clave: que “la delimitación entre sistemas sociales y naturales es artificial y arbitraria”. En este concepto, lo social se refiere a la dimensión humana en sus diversas facetas, incluidas la económica, la política, la tecnológica y la cultural; y lo ecológico, a la delgada capa del planeta Tierra donde hay vida, la biósfera (Folke, 2016).
Así, el enfoque de los sistemas socio-ecológicos hace hincapié en que las personas, las comunidades, las economías, las sociedades y las culturas forman parte de la biósfera y la moldean, tanto a escala local como global. Al mismo tiempo, las personas, las comunidades, las economías, las sociedades y las culturas forman parte de la biósfera, dependen de ella y evolucionan con ella (Clark y Munn 1986, Folke et al. 2011, Leach et al. 2012).
Por ejemplo, un problema común relacionado con los sistemas socio-ecológicos en la pesca artesanal es la sobreexplotación de los recursos pesqueros. Las decisiones de gestión y manejo de la pesca pueden llevar a la disminución de las poblaciones de peces, afectando no solo la subsistencia de las comunidades locales, sino también la biodiversidad marina y los servicios ecosistémicos asociados, como la regulación del clima y la provisión de alimentos.
Así, los sistemas socio-ecológicos ofrecen un marco integral para abordar problemas complejos, como la gestión sostenible de los recursos naturales y la adaptación de las comunidades humanas a los cambios ambientales, relevando la relación estrecha entre los aspectos sociales y ecológicos.
En el estudio de los sistemas socio-ecológicos, varios conceptos clave ayudan a entender las dinámicas complejas entre las comunidades humanas y los ecosistemas naturales:
Se refiere a los diversos factores o fuerzas que ejercen presión sobre un sistema socio-ecológico. Estos pueden incluir cambios climáticos, urbanización, contaminación, cambios en la tecnología, políticas públicas, cambios en las prácticas de gestión, entre otros. Los forzantes múltiples interactúan de maneras complejas y pueden tener efectos acumulativos o sinérgicos en el sistema, afectando tanto los componentes sociales como ecológicos.
Es la capacidad de un sistema socio-ecológico para mantenerse en equilibrio a lo largo del tiempo, asegurando la satisfacción de las necesidades humanas presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. En el contexto de los sistemas socio-ecológicos, la sostenibilidad implica gestionar los recursos naturales de manera que se asegure su renovación y se minimicen los impactos negativos sobre el medio ambiente y las comunidades humanas.
Se refiere a los cambios significativos y a gran escala en el sistema climático, los ecosistemas y los procesos ambientales que están ocurriendo actualmente como resultado de actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación, la urbanización y la industrialización. Estos cambios globales tienen impactos profundos en los sistemas socio-ecológicos, alterando la distribución de especies, los patrones climáticos, la disponibilidad de recursos naturales y los medios de vida de las comunidades humanas.
Es la capacidad de ajustarse o responder de manera efectiva a los cambios y desafíos que enfrenta un sistema socio-ecológico. En el contexto del cambio global, la adaptación implica desarrollar estrategias y políticas que permitan a las comunidades humanas y a los ecosistemas naturales enfrentar y mitigar los impactos negativos de los cambios ambientales y sociales. Esto puede incluir cambios en las prácticas de manejo de recursos, la implementación de tecnologías resilientes, la creación de políticas de gestión adaptativas y la promoción de la resiliencia comunitaria.
Uno de los primeros usos del término “co-producción” lo realizaron los investigadores Elinor y Vincent Ostrom en los años setenta, para describir cómo los servicios públicos del Estado eran prestados no solamente por los organismos gubernamentales a la sociedad, en un flujo unidireccional, sino que eran un producto compartido y colaborativo de la sociedad en su conjunto.
Ostrom, introdujo la idea de la ciudadanía como “co-productora de servicios públicos“, para demostrar que la prestación de servicios públicos básicos, como la seguridad policial, dependía tanto de la policía -para investigar delitos y detener a sospechosos-, como de los ciudadanos -para denunciar delitos y compartir información-.
Así, la co-producción de conocimientos forma parte de un conjunto de enfoques en constante evolución, como la investigación participativa; la ciencia de Modo 2; la investigación interactiva, la ciencia cívica; la ciencia postnormal; la producción conjunta y transdisciplinar de conocimientos; la investigación-acción; la ecología traslacional; y la academia comprometida; que han ido adquiriendo cada vez más importancia en los últimos 40 años.
Estas nuevas formas de producción de conocimiento, surgieron como respuesta a la complejidad y relevancia social de desafíos emergentes, como los problemas medioambientales, el desarrollo económico y la protesta social. Se basan en el contexto, se centran en los problemas y requieren la participación de múltiples disciplinas (Norström, 2020).
En SECOS, abordamos la co-producción de conocimientos bajo cuatro principios básicos*:
En conjunto, estos conceptos subrayan la interdependencia crítica entre las acciones humanas y los sistemas naturales, y la necesidad de abordar los desafíos ambientales y sociales de manera integrada y sostenible para asegurar el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
*Los principios de co-producción de conocimiento para la sustentabilidad, los encuentran en detalle en este artículo de Nature Sustainability con participación del director de SECOS, Stefan Gelcich. Principles for knowledge co-production in sustainability research.
Fuentes:
Folke, C., R. Biggs, A. V. Norström, B. Reyers, and J. Rockström. 2016. Social-ecological resilience and biosphere-based sustainability science. Ecology and Society 21(3):41. http://dx.doi.org/10.5751/ES-08748-210341
Berkes F., and Folke, C., eds. (1998). Linking Social and Ecological Systems: Management Practices and Social Mechanisms for Building Resilience. Cambridge: Cambridge Univ. Press.