13 Ene Estudio en bancos naturales de chorito revela compleja identificación
genética para trazabilidad
¿Es posible, usando herramientas genéticas saber de dónde proviene un individuo de chorito? Un reciente estudio de la U. Católica del Norte y el Instituto Milenio SECOS sobre la estructura genética del chorito chileno y basado en marcadores moleculares, confirmó su alta diversidad genética y bajos niveles de diferenciación entre poblaciones naturales del sur de Chile. Con esto, el grupo de autores del estudio descarta poder realizar trazabilidad genética de los individuos, lo que traería importantes implicancias para el mercado, manejo y conservación de la especie.
La mitilicultura, con más de 400.000 toneladas anuales de producción en promedio los últimos cinco años, es la segunda actividad acuícola de importancia detrás de la salmonicultura y depende exclusivamente de la producción de larvas de chorito desde bancos naturales de esta especie, ubicados entre la regiones de los Ríos y de Los Lagos.
Por esto, el estudio de estos bancos naturales es de gran importancia socio-ecológica, dado que la actividad productiva está ligada directamente a la reproducción natural de esta especie y la dispersión de sus larvas para su posterior fijación, captación y engorda en centros de cultivo.
En un reciente estudio publicado en la revista Scientific Reports de la editorial Nature, investigadores de la Universidad Católica del Norte y el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), confirmaron reportes previos respecto a la gran diversidad genética en la especie, pero con pocas diferencias entre los bancos de poblaciones naturales de seis sitios de interés en el sur de Chile. “Detectamos pocas señales de diferenciación genética entre los bancos naturales respecto a sus condiciones ambientales, a pesar de que los ambientes en el área de estudio son altamente variables tanto temporal como espacialmente, particularmente en temperatura y salinidad”, explica Pilar Haye, académica del Departamento de Biología Marina, de la Facultad de Ciencias del Mar UCN y directora alterna del SECOS. El estudio fue desarrollado y publicado por Pilar Haye, Nicolás Segovia -investigador y data manager SECOS- y la estudiante de doctorado Diana Coral-Santacruz (UCN).
Sistema socio-ecológico del chorito
La investigación, que también se suma a otros estudios sobre variabilidad temporal y espacial del chorito, implicó un completo análisis de la estructura genética y adaptación local de la especie. Así, se analizaron miles de marcadores moleculares genómicos en 125 individuos de seis poblaciones naturales, muestreadas durante dos años consecutivos a lo largo de 430km entre Mehuín, en la región de Los Ríos, hasta Yaldad, al sur de la Isla de Chiloé.
“El principal resultado, es que las poblaciones naturales no están diferenciadas genéticamente, y no hay evidencia fuerte de que la variabilidad ambiental promueva la diferenciación por selección natural, remarca Nicolás Segovia. Más bien la alta diversidad genética dada por la dispersión de larvas de individuos provenientes desde un sitio hacia otro, parece ser la principal fuerza evolutiva que configura la estructura genética de la especie”.
Y agrega Haye, “los choritos, a pesar de ser organismos sésiles sin capacidad de movimiento en fase de adultos, poseen varios estados larvales que permanecen en la columna de agua por decenas de días, en los que pueden ser transportados por las corrientes marinas. La etapa larval es clave para la mitilicultura, pues la captación de individuos ocurre en esta etapa, las que son más conocidas como ‘semillas’ en la industria”.Además la misma industria mitilicultora transporta semillas desde centros de origen -que llaman “semilleros”- hasta centros de cultivo o engorda presentes en todo el mar interior de Chiloé. Estos dos procesos de mezcla de individuos, tanto natural como mediada por acciones humanas, probablemente explican por qué las poblaciones naturales de chorito son bastante similares genéticamente.
Para Haye, co-autora del estudio, una de las conclusiones importantes es que “la homogeneidad genética, alta diversidad, y la poca influencia del ambiente en la diferenciación genética por procesos de selección natural, hacen que no sea posible identificar de forma precisa, o con alta probabilidad, cuál es el origen geográfico de las “semillas” con marcadores de ADN; los choritos de distintos bancos naturales de la especie son similares y muy diversos”.
Esta similitud, dificulta la asignación correcta de individuos a su población de origen usando herramientas genéticas. Los resultados mostraron que menos de la mitad de individuos pudo ser correctamente asignado en cuatro de seis sitios estudiados.
“Y entonces ante la pregunta ¿es posible, usando herramientas genéticas saber de dónde proviene un individuo de chorito? Lamentablemente, a la luz de este estudio, es poco probable, ya que no tienen diferencias suficientes entre poblaciones”, concluye Haye.