Instituto Milenio SECOS fortalece co-producción de conocimientos y suma a cinco investigadores colaboradores a su equipo

La profesora María Eliana Ramírez, además de los Dres. Julio Vásquez, Cristián Bulboa, Carlos Lara y Eulogio Soto, se integraron recientemente al equipo del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera. Colaboraciones de larga data en investigación en múltiples ámbitos, impulsaron acuerdos para integrar al grupo de científicos al instituto, quienes declaran su motivación a contribuir en investigación con foco transdisciplinario que integre y mejore el conocimiento de nuestra costa.

La colaboración, sobre todo en un país como Chile en que existen más de 4 mil kilómetros de costa, es clave para la investigación marina-costera. Esto, sumado al interés creciente de avanzar  hacia la transdisciplina y la co-producción de conocimientos, da el pie para buscar nuevas formas de cooperación entre investigadores, que permitan seguir construyendo soluciones costeras sostenibles.

De esta forma, SECOS integra a cinco nuevos investigadores colaboradores, quienes, a través de su experiencia e investigación, que ya ocurría en la práctica con varias y varios investigadores asociados y adjuntos, podrán aportar a la co-producción de conocimientos en los Sistemas Socio-Ecológicos que aborda el instituto.

De acuerdo a los nuevos integrantes, parte de su motivación es contribuir a un progreso científico transdisciplinario e integrado, que contribuya a aumentar el conocimiento que hoy existe en Chile sobre la costa. Además, declaran que los desafíos en cuanto a producción sustentable hoy son enormes, por lo que aportar en esta línea del SECOS es muy relevante.

Estudio de algas:  de la experiencia


María Eliana Ramírez es botánica, especialista en taxonomía y biogeografía de macroalgas. Fue académica de la Universidad Andrés Bello y hoy, ya retirada, continúa colaborando en proyectos de investigación liderados por la investigadora SECOS y docente de la misma universidad, Loretto Contreras-Porcia, en el área de Botánica Marina. Durante ocho años fue directora del Museo Nacional de Historia Natural, y en la actualidad continúa como curadora emérita de la colección de algas marinas del Herbario Nacional (SGO) del mismo museo.

Su colaboración con el SECOS surge a partir del trabajo con Loretto, particularmente en el marco de un proyecto relacionado a la necesidad de reconocer las especies de algas verdes del género Ulva (Chlorophyta, Ulvophyceae), como potenciales responsables de las mareas verdes que se producen en algunas zonas costeras marinas, afectadas por contaminación de elementos como nitratos, nitritos y otros nutrientes.

Así, María Eliana aportará en taxonomía de las algas marinas; en el conocimiento de la diversidad biológica, su importancia y los múltiples servicios que estos organismos prestan en los ecosistemas marino-costeros. El objetivo de este proyecto, en donde la profesora Ramírez colaborará, es determinar la o las especies de este género presentes en una plataforma rocosa en la localidad de Algarrobo, en el litoral central de Chile, y relacionar su abundancia con parámetros fisicoquímicos presentes en el área de estudio.

“Considero de gran importancia el trabajo colaborativo de instituciones relacionadas con el mar, ya que se puede utilizar el expertise de investigadores en diferentes temáticas que potencian la integración de conocimientos y, por ende, el acercamiento a la solución de problemáticas que afectan el ecosistema y las comunidades costeras ligadas a éstos”, comenta la botánica.

Por su parte, Cristian Bulboa, docente de la Universidad Andrés Bello e investigador del Centro de Investigación Marina Quintay (CIMARQ), también colaborará en la acuicultura de algas marinas junto a Loretto Contreras-Porcia, con quien ha realizado trabajo en conjunto durante varios años.

Su investigación, ha estado dirigida al desarrollo de tecnologías que puedan ser usadas para la producción de algas, ya sea en cultivo o en estrategias de repoblamiento. Es por esto que su objetivo en el SECOS, es avanzar en investigar y, si es posible en el largo plazo, transferir tecnologías que ayuden a transitar desde la recolección, al cultivo o repoblamiento de algas marinas.

“Los procesos colaborativos son fundamentales, especialmente porque es un área multidisciplinaria que requiere de expertos, usuarios, comunidad civil, sector privado, etc. En la investigación marina hay mucho que conocer y, más aún, que desarrollar, por lo que tenemos desafíos enormes en producción sustentable, conservación, manejo, administración y difusión, que sin procesos colaborativos no será posible avanzar”, explica el doctor en Ciencias con mención en Botánica.

Asimismo, Julio Vásquez, docente de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, y director del Programa de Doctorado en Biología y Ecología Aplicada de la misma universidad, agrega que “sin duda es absolutamente necesario cualquier intento, actividad o mecanismo de colaboración”.

El también nominado al Premio Nacional de Ciencias Aplicadas 2020, durante los últimos 30 años ha dedicado su investigación al manejo y la conservación de recursos pesqueros bentónicos, utilizando como modelo a las algas pardas (huiros). Para ello, ha co-construido conocimiento de la mano de los pescadores del norte del país, para establecer las bases biológicas y ecológicas para el uso sustentable de estos recursos, además de generar políticas y recomendaciones públicas para servicios del Estado como Sernapesca y Subpesca.

Sus objetivos de la colaboración con SECOS, van en línea con la transferencia tecnológica a organizaciones de pescadores artesanales, además de la realización de actividades bidireccionales de vinculación con el territorio. También, de direccionar su investigación y las necesidades de las organizaciones artesanales para mejorar su calidad de vida .

“La colaboración no solo tributa a la investigación misma, impacta en sorprender a niños y jóvenes con el nuevo conocimiento, a la formación de capital humano avanzado, en despertar conciencia sobre el uso de nuestros recursos y también en educar a la población en que la ciencia no es el único factor para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas. En este contexto, incorporar a la especie humana en el centro de la conservación y el manejo sustentable de recursos y ecosistemas, permite abordar aspectos sociales, culturales, espirituales y económicos que han sido permanentemente dejados fuera de la ecuación. La colaboración, en los distintos ámbitos de la inter, multi y transdisciplina permite establecer estrategias, mecanismos y escenarios diversos incorporando todos estos aspectos en una compleja ecuación, que sin la colaboración entre centros, universidades o institutos no será posible resolver”, explica el doctor.

Acuicultura a pequeña escala y variabilidad ambiental

Carlos Lara es docente y jefe del programa de Magíster en Ecología Marina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Hace diez años trabaja con el investigador SECOS, CEAZA, UPWELL y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Bernardo Broitman. Además, fue partícipe del Núcleo Milenio MUSELS, en donde trabajó con el también investigador SECOS y académico de la Universidad de Concepción, Cristian Vargas.

Su principal interés de investigación es la variabilidad ambiental, en sistemas en donde la acuicultura a pequeña escala es una actividad fundamental para el sistema social adyacente. Así, fue integrado por Bernardo Broitman para seguir colaborando en el Sistema Socio-Ecológico (SSE) de la Bahía de Tongoy. “El trabajo colaborativo con un grupo de investigadores del SECOS (C. Vargas, B. Broitman, G. Saldías, E. Curra, A. Cuevas) es una colaboración que viene ocurriendo desde hace un par de años. En ese contexto, espero que mi incorporación al instituto sea otra instancia de interdisciplina, en donde pueda aprender de cada uno, junto con apoyar desde mi línea”, explica el investigador, quien además quiere continuar fomentando la generación de conocimiento de frontera y de alto nivel.

“A mi parecer, todas las redes de colaboración científica en sus diversas aristas, fomentan un progreso científico descentralizado. Para el desarrollo de la investigación marina-costera en Chile, estas redes son fundamentales, debido a la extensión de la línea de costa, la relevancia social de estos y la escasez de fondos asignados a la investigación. Esto hace que la colaboración inter-centros de investigación sea un recurso fundamental para mejorar nuestra comprensión”, agrega.

Forzantes en invertebrados marinos

Eulogio Soto es académico de la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales de la Universidad de Valparaíso. Desde hace unos años colabora con Carolina Martínez, académica de la Universidad Católica, investigadora SECOS y CIGIDEN y directora del Observatorio de la Costa.

En su colaboración con el instituto, pretende evaluar de qué forma, cómo y con qué magnitud las causas y forzantes de Desarrollo Costero y Antropización de la Costa determinan, influyen o explican los cambios que presentan las comunidades de invertebrados marinos de playas de arena aledañas a las desembocaduras de los ríos Aconcagua y Maipo.

Específicamente, su investigación busca conocer, describir o entender, por ejemplo, de qué manera algunos factores costeros relacionados a la antropización como las marejadas, la erosión o el turismo, modifican las playas de arena y, por lo tanto, influyen en la ecología de las comunidades de invertebrados que ahí habitan. Todo esto integrado bajo una mirada más biológica y ecológica al SSE de Desarrollo Costero.

“Considero que la colaboración entre centros de investigación es altamente educativa y nos permite conocer disciplinas, líneas de trabajo e investigaciones distintas, que pueden aplicarse e integrarse a nuestras investigaciones y objetivos. Teniendo en cuenta las dificultades logísticas y económicas que siempre conlleva la investigación marino-costera de frontera y de alta calidad en Chile, valoro y apoyo cualquier tipo de colaboración que contribuya a mejorar el conocimiento y levantamiento de información de este ambiente”, añade el doctor en Oceanografía y Biología Marina.

“La colaboración te permite abrir tu mente hacia preguntas científicas y perspectivas que antes no imaginabas”, finaliza.